A la hora de realizar un tratamiento de Ortodoncia, es necesario que el paciente conozca la importancia de un estudio previo. Dicho estudio realizado por el profesional se suele componer de registros radiográficos, fotográficos y de modelos de escayola.
Las radiografías que realizar son de tipo extraorales, y son las llamas ortopantomografía y la telerradiografía. La primera nos aporta información sobre la dentición en la que se encuentra el paciente, además que nos permite ver patologías que puedan subyacer tales como la caries o una disminución del hueso alveolar por enfermedad periodontal. La segunda nos ayuda a valorar las estructuras óseas del cráneo del paciente, ya que si vamos a mover dientes necesitamos saber cómo se encuentran las bases donde están ancladas y cómo se relacionan estas con el resto del cráneo. En ocasiones puede ser necesaria una tomografía computerizada de haz cónico (CBCT) en casos que necesitemos una visión 3D para valorar la posición de alguna pieza dental.
Las fotografías nos ayudarán a tener registrados las características orales y extraorales del paciente. Las fotografías nos sirven para valorar el perfil del paciente y así ayudar a mejorarlo o en casos que no sea necesario no alterarlo. Hay que tener en cuenta que en una cita el ortodoncista no puede memorizar todas las características del paciente necesarias para el diagnóstico, con lo cual las fotografías nos permiten tener siempre los inicios del paciente y así saber qué objetivos queremos.
Tradicionalmente ha sido costumbre el tener unos modelos de escayola de las arcadas del paciente. De esta forma se obtiene una representación de la boca perfecta para poder estudiarla y observar todas las malposiciones que los dientes puedan tener. Esto ha ido evolucionando y las nuevas tecnologías nos permiten sustituir los modelos en escayola por modelos escaneados en el ordenador.
Todos estos registros no hacen sino demostrar que para que un tratamiento de ortodoncia sea efectivo son necesarias tener en cuenta múltiples variables. Aunque en algunos casos la finalidad de la ortodoncia pueda tener un fin más estético que funcional, no significa que se deban pasar por alto ciertas pruebas o que se inicie el tratamiento sin registros previos. Si en la clínica nos dedicamos a mover dientes por la cavidad oral, es de sentido común que el profesional tenga las herramientas para saber cómo está el medio donde va a trabajar.
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