Una pregunta que siempre nos podemos plantear es cuándo debemos llevar a nuestros hijos al dentista por primera vez. Normalmente si el niño no sufre de molestias que obligan a concertar una cita, es frecuente pensar que no es necesario que los más pequeños pisen la consulta hasta que les empiezan a salir los dientes permanentes y se les empiezan a caer los dientes temporales, conocidos comúnmente como “dientes de leche”.
Esto es debido en parte a la creencia masificada de que los ya mencionados dientes de leche no hace falta tratarlos de patologías que puedan afectarles como la caries. El argumento principal de esta decisión es pensar que cómo son dientes destinados a caerse de forma natural, no tendría sentido perder el tiempo y el dinero en cualquier tratamiento o visita destinados a su tratamiento o revisión.
Nada más lejos de la realidad ya que este razonamiento si lo extrapolamos a otras áreas del cuerpo podríamos pensar que no merece la pena lavarse y cuidarse el pelo o las uñas ya que nos los podemos cortar. Los dientes de leche no erupcionan y luego se exfolian por un capricho fisiológico, sirven en la formación de todo el macizo orofacial, manteniendo el espacio para los dientes definitivos que han de erupcionar conforme el cráneo del niño se va formando. Ayudan en el hábito de una correcta deglución de los alimentos y en el aprendizaje del habla.
Es por ello por lo que si un órgano se hace presente en la boca a los 6 meses de vida (los incisivos centrales inferiores son los primeros en erupcionar), no ha de esperarse años después para la primera revisión oral. Es más, los dientes de los bebés también hay que cuidarlos, ya que la leche materna y las papillas no están exentas de azúcares que perfectamente pueden causar caries a los más pequeños.
¿Esto significa que debo llevar a mi bebé desde que le empiezan a salir los dientes? Sí. Que el niño normalice las visitas al dentista desde los primeros años, al igual que las visitas al pediatra, es de vital importancia para que el niño se sienta cómodo en el sillón dental y no sufra de la ansiedad tan típica de los consultorios odontológicos.
Por ello las visitas tempranas al dentista tiene dos objetivos: el diagnóstico y la prevención de enfermedades dentales, y una desensibilización paulatina del niño al entorno del gabinete de forma que lo vea como algo rutinario en sus visitas a distintos especialistas.
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